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* El alcalde solicitó licencia temporal confiado en acuerdos cupulares que lo harán candidato por Ecatepec; atrás deja innumerables pendientes como la inseguridad y el huachicoleo del agua, pero también, irresueltos asuntos laborales que pueden derivar en comprometedoras situaciones legales a sus aspiraciones políticas
Por I. León Montesinos
Con una militancia abofeteada –y no precisamente con guante blanco–, el alcalde de Ecatepec, Fernando Vilchis Contreras, solicitó licencia temporal para lanzarse de manera abierta en la búsqueda de una reelección anunciada desde hace muchos meses, dejando a cargo de los asuntos municipales a José Antonio García Pérez, décimo regidor y hombre de todas sus confianzas.
Vilchis Contreras se ausentará de manera simulada del cargo porque está consciente que su partido carece de una estructura en el municipio más grandes del país que le permita operar de manera efectiva su proselitismo; sabe que necesita echar mano tanto de los recursos materiales como humanos del ayuntamiento, sobre todo del personal de confianza al que no ha dudado en presionar para emplearlo con fines de promoción electoral.
De ahí la importancia de dejar a cargo a un incondicional que no haga olas ni ponga trabas a la hora de poner el aparato oficial a su disposición. Hay morenistas que dicen conocer la dudosa convicción de izquierda de García Pérez, pues tras las elecciones del 2015 donde ganó el priísta Indalecio Ríos, se le vio muy cercano al entonces representante de Morena ante la Junta Local Electoral.
Como se recordará, tanto Morena como el PRD impugnaron los resultados y denunciaron el uso de recursos públicos y operaciones carrusel para meter votos en las urnas a favor del abanderado del tricolor. Pero tarde se dieron cuenta los morenistas que su representante electoral jugaba a dos bandas pasando información al cuartel de Indalecio.
Y aunque el ahora alcalde interino, no era precisamente el responsable de defender a su partido ante la Junta Local Electoral, su cercanía con el entonces representante, dejó por ahí un halo de suspicacias que hoy retornan a la mente de los agraviados perdedores de entonces.
Nos comentan que durante la campaña de Vilchis no fueron pocas las veces en que el entonces colaborador llegó despidiendo un aroma a loción “Dios Baco”, pues se le atribuye una debilidad a ser bastante “celebrador”.
Las candidaturas municipales se definirán en las próximas semanas, pero la licencia solicitada por Vilchis apunta a un hecho consumado: que el hijo pródigo de la UPREZ se enfila a ser uno más de los alcaldes mexiquenses que buscan ampliar su periodo por tres años más, de ser favorecidos en las urnas de junio próximo.
Él como muchos otros, apuestan su futuro político a dos factores: Uno, que en su partido las designaciones son producto de acuerdos cupulares, ubicando como un cero a la izquierda las inexistentes encuestas y el sentir de las militancias; y, dos, que el Efecto Obrador les alcanzará para un triunfo holgado en junio próximo.
Es decir: pueden echarse a ratos a la hamaca sin temor a la derrota.
Por más que pataleen las bases y simpatizantes que solo han sido tomados en cuenta para la talacha política de a pie, la designación del candidato a Ecatepec será una más de las imposiciones que tomaron cartas de naturalización en Morena, por todo el país.
En conferencias a los medios, las diversas corrientes morenistas han manifestado su rechazo a esta reelección, pero desde las cúpulas se espera que con el reparto de algunas posiciones en la planilla edilicia las aguas volverán a su nivel. Y a eso le apuestan políticos reciclados como el ex alcalde José Luis Gutiérrez Cureño, por mencionar uno de tantos casos.
Las militancias que han actuado desde el surgimiento de Morena con nobleza y de buena fe, terminarán por resignarse ante el generalizado engaño de democracia interna en su partido. Ya les veremos echar porras y agitar banderas en la campaña, porque revolución de conciencias que cambie lo ya escrito se antoja imposible.
Vilchis Contreras se ausenta dejando muchos pendientes por resolver: la inseguridad no disminuyó y el huachicoleo del agua se extendió hasta el empoderamiento de mafias que controlan el manejo y abasto del vital líquido, como lo denunció en fecha reciente un medio de circulación nacional; tampoco disminuyó la violencia a las mujeres y programas como la vacuna Covid fueron empleados, como otros más, en promover su imagen con fines electorales.
Pero hay un asunto de carácter laboral que es una silenciosa y amenazante bomba de tiempo, en espera de que algún representante sindical tenga el tino jurídico para hacerla explotar.
Un problema que ha crecido como bola de nieve desde administraciones pasadas y que algunos de sus “iluminados” asesores de banqueta y saltimbanquis de pasillo han tratado de minimizar, pero que puede depararle una amarga sorpresa. Asunto del que hablaremos a detalle en próximas entregas.
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