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DE FRENTE Y DE PERFIL
RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
El Presidente López Obrador puso en aprietos a la ganadora de los comicios presidenciales del pasado dos de junio, Claudia Sheinbaum, por lo que esta se encuentra ante un gran dilema.
La futura Presidenta de México deberá analizar muy bien el sentido de las palabras expresadas por el Ejecutivo federal durante la semana pasada y no es precisamente sobre el Plan C, el que está sumamente debatido sobre su aplicación por parte de la mayoría calificada que tendrán MORENA y aliados en la LXVI legislatura.
Eso se encuentra sumamente definido y en la reunión de hoy solamente se esclarecerá si es parte de la recompensa para quien deja la silla presidencial y fue el artífice del triunfo arrollador de Claudia o si corona la marcha triunfal de la primera mujer que presidirá al país.
Un mes haría la diferencia, septiembre u octubre.
Sin embargo, el gran dilema de Claudia será otro, ya que López Obrador abrió la puerta para colaborar con la Presidenta de México en las labores que ella le asigne y si es necesario se incorporará a las funciones que ella determine.
Pero el dilema se hace más profundo cuando el propio Presidente López Obrador avisa que sus hijos quedarán liberados el primero de octubre para efectuar una carrera política, si así lo quieren, pues su compromiso fue el de no participar en su gobierno.
Así Claudia se encuentra ante la disyuntiva de invitar a los hijos de López Obrador a su gobierno o hacerlo con el padre que había anunciado su retirada de la actividad política y abre ahora una rendija por la cual mantenerse activo.
Y es que los Presidente de la República nunca han quedado conforme con su retiro político cuando concluyen con su sexenio, aunque anuncien lo contrario.
Así hemos visto cómo aceptan responsabilidades de segundo y hasta tercer nivel, con tal de mantenerse activos, aunque eso sí, manteniendo prudencia en su actuación, aunque no en todos los casos fue así.
Luis Echeverría violó todos los acuerdos habidos y por haber, cuando siguió manteniendo contacto con varios secretarios del gabinete de López Portillo y fue enviado primero a la UNESCO y luego a las Isla Fidji como embajador, hasta que estalló el conflicto con aquella frase “Tu también Luis” que cortó de tajo toda intento de intervención.
Otros expresidentes como Miguel Alemán se conformaron con el Consejo Mexicano de Turismo, Miguel de la Madrid director del FCE; Gustavo Díaz Ordaz embajador en España; Lázaro Cárdenas fue secretario de la Defensa Nacional en el gobierno de Ávila Camacho; López Mateos, presidente del Comité Organizador de los Juego Olímpicos, mientras que otros como Salinas de Gortari, Zedillo y Felipe Calderón optaron por buscar escenarios internacionales.
En el caso de los hijos, la mayoría buscó seguir la ruta de su padre, aunque, hasta ahora ninguno lo consiguió. Es cierto que Cuauhtémoc Cárdenas, hijo de Lázaro Cárdenas lo intentó hasta en tres ocasiones, pero fue gobernador como su padre, al igual que Miguel Alemán, en tanto que otros prefirieron ocuparon cargos dentro del gobierno federal, como los hijos de Luis Echeverría (Álvaro y Luis), Miguel de la Madrid (Enrique), el vástago de López Portillo, José Ramón (el orgullo de mi nepotismo). Los hijos de otros expresidentes optaron por actividades lejanas a la política.
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Será que las campañas electorales dejaron en la pobreza a varios de los competidores derrotados, de otra forma no se entiende el por qué revocaron sus licencias en el Congreso de la Unión. Xóchitl Gálvez, Romel Pacheco y varios más que no quisieron dejar pasar las bondades del bono de fin de legislatura.
Email: ramonzurita44@hotmail.com
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