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EL INALCANZABLE FINAL FELIZ, PARA LOS PERSONAJES DE LA “ESTAFA SINIESTRA”

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*  Ex alcaldes que hoy están tras las rejas y otros que han obtenido su libertad gracias a argucias legaloides y por devolver “al Pueblo lo Robado”, han comprobado que el contralor del Estado, Álvaro Bardales, es un verdadero sabueso contra la corrupción, al mantener a más de una decena de ex funcionarios y ex ediles, y uno que otro actual, en vilo y aterrados, pues sus investigaciones son una ola de terror para todos aquellos que llenaron sus bolsillos y los de otros, de dinero mal habido; la lucha contra los pillos todavía no concluye porque es parte de la estrategia de gobierno y no solo una frase cliché

Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010

Lamentable que todavía no exista una vacuna contra la corrupción que inoculara a decenas de ex alcaldes y ex alcaldesas hidalguenses que resultaron ser verdaderos pillos de la política. De existir la cura, el Estado se hubiera ahorrado muchos cientos de millones de pesos malversados.

El ejemplo más claro de esta epidemia de latrocinios es la tan mencionada “estafa siniestra”, que pareciera ser el manual de funciones en la psique maquiavélica de estos personajes. Como lo han demostrado las indagatorias, pruebas existen en demasía y el cinismo que poseen muchos de ellos, es una condición ya natural que difícilmente desaparecerá en nuestro estado.

Muchos de esos ex alcaldes, hoy están tras las rejas pero otros han obtenido su libertad gracias a argucias legaloides y por devolver “al Pueblo lo Robado”, o sea: “La maleta”. Pero el contralor del estado, Álvaro Bardales, quien es un verdadero sabueso contra la corrupción, ha mantenido a más de una decena de ex funcionarios y ex ediles, y uno que otro actual, en vilo y aterrados, pues sus investigaciones son una ola de terror para todos aquellos que llenaron sus bolsillos y los de otros, durante sus tiempos de poder, pero sin duda alguna, muchos que gobiernan municipios en la actualidad, comienzan a poner sus barbas a remojar.

Así las cosas y el tema es que siguen apareciendo irregularidades como es el caso del “inge” Sergio Baños, que mientras ejercía su mandato se sirvió con la cuchara grande, alimentó y solapó la corrupción sin ningún pudor, pues al día de hoy ya cuenta con varias denuncias, como las presentadas por la regidora priísta Nadya Reina Camacho, coordinadora de la comisión anticorrupción,  ante la Fiscalía Especializada en Delitos de Corrupción; así también, a tres de sus más allegados en su administración, el ex tesorero, la ex directora de administración y la ex contralora, quienes fueron incluidos en la denuncia  por los presuntos delitos de peculado, negociaciones indebidas y uso ilícito de atribuciones y facultades.

Aviadores en nómina y cenas millonarias, son unos de los supuestos delitos cometidos por el alcalde y sus secuaces, pero también el actual alcalde morenista de la capital del estado, Jorge Reyes, declaró que su administración ya prepara una nueva denuncia con el ex edil Baños Rubio.

Hoy queda claro, y por añadidura, que algunos actuales alcaldes y alcaldesas, deben tener cuidado extremo en caer en anomalías también administrativas, porque como se está viendo, aquellos que han hecho gala impúdica de su convicción de que el poder político es para servir a una camarilla de empresarios y políticos y no al pueblo, están pagando las consecuencias.

Otra prueba innegable en tal sentido es que los gobiernos municipales de la última década han exhibido una proclividad cínica y creciente para incurrir en actos corrupción. El gobierno local fue un botín a repartirse entre ciertos particulares enlazados con los intereses creados y el maridaje de empresarios y políticos ladrones.

Funcionario de nuevo cuño como Álvaro Bardales, se han convertido en el dique para frenar estos excesos y trapacerías donde los valores morales y éticos que, en teoría, deben regir  al servicio público, simplemente dejaron de existir, distorsionando el quehacer político en contra del interés de la sociedad.

La insensibilidad, ineptitud y corrupción que rigieron la conducta de los personeros de gobiernos municipales, presididos, en muchos casos,  por hombres y mujeres de negocios cuya filosofía es el lucro y no el sentido social, están pagando ante las leyes las consecuencias de sus ilegales excesos.

Ello se observa con nitidez elocuente en el propósito real de alcaldes y alcaldesas, de destruir el proyecto político que los llevó al poder.

Y los que no han entendido o siguen sin entender que el golpe de timón con los corruptos no es frase cliché, tendrán que atenerse a las consecuencias, como aquellos que desde una torcido oposición buscan poner piedras en el camino a un gobierno al que no le interesan supuestas persecuciones políticas, sino acabar con los excesos y los privilegios de los que los todos los hidalguenses estaban hasta la coronilla.

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