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* Considerado el candidato de Raúl Badillo a la alcaldía de Huejutla, el hermano de Marco Antonio Ramos Moguel, Subsecretario de Gobierno en la Huasteca, recorre las comunidades de la región entregando paquetes de cacao y azúcar, cuando por disposición directa del gobierno del Estado, es el Contralor, Álvaro Bardales, el encargado de tal reparto conel fin de evitar, precisamente, proselitismo político con la tradicional festividad del Día de Muertos
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
Desesperados ante el fracaso de su estrategia para llegar nuevamente a la alcaldía de Huejutla, el procesado Raúl Badillo Ramírez y su títere, Gabriel Ramos Moguel —quien presume ser el Coordinador Regional de Claudia Sheinbaum en la Huasteca—, se está confrontando directamente con el gobierno del Estado, ahora que se aproximan los festejos del Xantolo.
Bien dice el refrán que “perro huevero ni aunque le quemen el hocico”. Y el ex alcalde Raúl Badillo parece no entender que su reciente detención por la que se le sigue proceso, acusado de allanamiento de morada, daño en propiedad privada y amenazas en contra del edil de Huejutla, Daniel Andrade y la titular del DIF Municipal, Carol Lara, lo tiene en lo jurídico, a las puertas de un penal, a pesar de que sigue su proceso penal en libertad; y en lo político en el total desamparo, llevándose al despeñadero a su corcholata, Gabriel Ramos.
Le explico: sucede que la marioneta de Badillo anda de arriba abajo repartiendo paquetes de cacao y azúcar en diversas comunidades con el claro fin de hacerse propaganda política y ganar adeptos. El asunto no tendría nada de particular sino fuera porque precisamente para evitar estos chantajes políticos, el gobierno del Estado designó al Contralor, Álvaro Bardales Ramírez, para llevar a cabo las tareas de supervisión para la entrega de estos paquetes en la región de la Huasteca.
En un comunicado se estableció: “Este esfuerzo es parte de la instrucción dada por el gobernador, Julio Menchaca, para salvaguardar los principios de neutralidad, imparcialidad, honestidad y equidad en la próxima celebración del Xantolo”.
Pero esto tiene sin el menor cuidado a Gabriel Ramos que no puede fingir demencia o no saber del asunto oficial, porque su hermano, Marco Antonio Ramos Moguel es nada menos que el Subsecretario de Gobierno en la Huasteca.
Aquí la duda razonable es saber de dónde está sacando Gabrielito los recursos para hacer anticipados actos de campaña con la entrega de los paquetes de cacao y azúcar. Se entiende que los recursos pueden provenir de sus patrocinadores del Clan Badillo, pero si el asunto pasa por el escritorio de su hermano, el caso puede tener otro tipo de implicaciones como el tráfico de influencias. Y en tal sentido tampoco Marco Antonio, como funcionario, puede hacerse el occiso en un tema tan delicado que está contraponiéndose a las indicaciones directas del gobernador.
Este oportunismo de baja estofa que busca sacar raja de un tradicional festejo como lo es el Xantolo, debe ser aclarado por Gabriel Ramos y su propio hermano, quienes además deben comenzar a explicar a los habitantes de la Huasteca, su relación con el procesado Raúl Badillo, violento personaje que el pasado 10 de septiembre cometió la hamponil acción de agredir a sus denunciantes en su domicilio, estando presentes menores de edad.
Como se ha mencionado en pasadas entregas, Raúl Badillo la emprendió contra el actual presidente municipal de Huejutla, Daniel Andrade, porque este se ha negado acceder a sus peticiones de otorgarle los privilegios y contratos del pasado. Hay que recordar que Badillo concluyó su gestión municipal en medio de una serie de irregularidades que recularon hasta el propio Congreso Local.
El violento personaje también ha sido denunciado por uno de sus ex socios de robo y despojo, pero en el caso de la agresión al actual alcalde y la titular del DIF, Carol Lara, se le pasó la mano, acrecentando la bien ganada animadversión que tiene entre la gente de la Huasteca, como un personaje violento y peligroso.
Todos saben que Badillo quiere imponer como candidato a Gabriel Ramos para manejarlo a su antojo, pero como ni en Morena ni en el Gobierno del Estado tiene buenas relaciones, las cosas se le están complicando. Y de ahí su desesperación por asirse de dónde sea para ganar adeptos, mandando a su subordinado a entregar cacao y azúcar, para hacer creer a la gente que tiene la bendición oficial.
Pero jugarle las contras al gobernador puede ser el tiro de gracia para esta dupla de ambiciosos, torpes y desprestigiados personajes que sencillamente por dónde se les vea, no encajan en Morena.
