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Especial de Expediente Ultra
Por Joaquín Herrera Díaz y Antonio Ortigoza Vázquez
En su eterna paradoja, José Guadarrama Márquez otra vez quiere pasar de asesino de perredistas a candidato del sol azteca a gobernador de Hidalgo, su obsesión.
Su partido, el PRI entonces, lo expulsó, tras conocerse su “diálogo con metralleta”, especialmente en su feudo, en Jacala, de donde fue alcalde. Abundan acusaciones (incluso de Cuauhtémoc Cárdenas, quien siempre lo ha atajado y ahuyentado de ese partido que el michoacano fundó) pero Guadarrama apuesta al olvido de todo.
Ahora intenta nuevamente dormir al velador (léase Agustín Basave, líder del partido del ahora sol azteca) y colarse. El PRD convocó a definir a quién entregar la candidatura para gobernador en junio próximo.
Para el 15 de febrero se agendó la decisión sobre si el partido que dirige Agustín Basave nominará a José Guadarrama Márquez, señalado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, conforme al expediente 75/1991 de multiasesino de perredistas.
Guadarrama Márquez prometió formar un frente opositor con el Partido Acción Nacional (PAN), Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y Movimiento Ciudadano (MC), sin éxito.
En 2005, en que Guadarrama Márquez quiso por segunda vez ser gobernador, ahora por el partido del sol azteca, Agustín Guerrero, el dirigente del PRD en el DF recordó el pasado reciente de Guadarrama como el asesino, en la huasteca hidalguense, del líder campesino Pedro Beltrán, a fines de los años setenta. A esa denuncia se suman otras.
En reportajes de Pascal Beltrán del Río (entonces reportero de Proceso, hoy director de Excélsior) y Fortino Mohedano que, apareció en Proceso del 24 de junio de 1989 se exhibe a Guadarrama.
Era operador electoral del PRI en Michoacán. En ese trabajo periodístico se recordaba que la carrera política del hoy aspirante a gobernar Hidalgo por el PRD, estaba “rodeada invariablemente de acusaciones de diversa índole: represión, malversación de fondos, asesinatos políticos y espionaje de opositores y compañeros de partido”.
El exalumno de la combativa escuela rural de El Mexe, Guadarrama, fue presidente municipal de Jacala. Allí afianzó un poder local que le permitiría formar un cacicazgo intocable.
Mansión con alberca; vecinos sin agua
Nombrado luego por el gobernador Guillermo Rossell de la Lama, encargado de la paraestatal: “Patrimonio Indígena del Valle del Mezquital y Huasteca Hidalguense”, su principal “obra” fue transformar la sede de ese organismo en un paraíso para su descanso e invitados a sus francachelas.
En Ixmiquilpan mandó construir La Casa del Vocal Ejecutivo: una enorme residencia con alberca techada, palapa y 8,000 metros cuadrados de jardín.
Con dinero de la vocalía, compró jueces y agentes del Ministerio Público en los municipios de su área de influencia. Guadarrama organizó escandalosas francachelas con los recursos del Patrimonio. Amplió sus dominios en las escuelas rurales, principalmente El Mexe.
En las 70 hectáreas de riego de que detentaba El Mexe, rentó o vendió la maquinaria de la paraestatal.
El hoy aspirante a gobernador por enésima vez, provocó un accidente en una de las fiestas de su feudo; chocó ebrio, en Mixquiahuala, en 1982 y resultó muerto el profesor rural Eduardo Bautista. La averiguación previa, relativa a ese hecho, simplemente se perdió.
Fraude por 300 millones
Cesado en mayo de 1983 y removido por denuncias de corrupción presentadas por la Coordinadora Regional Otomí “Ñañú”, le imputaban un fraude por más de 300 millones de aquellos pesos. Aparte de todo, Guadarrama había vendido lotes de madera destinados a la construcción de escuelas.
Según expediente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (75/991) en diciembre de 2004, se denuncia los asesinatos de Gilberto y Armando Camacho y Ramiro López Salas que “organizaron y ordenaron un grupo de caciques y gatilleros encabezados por José Guadarrama Márquez, quien se ha mantenido en el poder por 16 años, en los cuales han cundido la violencia y el terror contra habitantes de la región”.
La recomendación dice que una banda de paramilitares integrada por doce elementos dirigidos por los hermanos Genaro y Andrés Juárez Márquez, “relacionados con los señores José Guadarrama Márquez y Arcadio Estrada Olguín, asesinaron en una emboscada a Canuto Santos” el 12 de mayo y “al día siguiente fueron muertos Clemente Garay y Alfredo Santos”. Luego “el 15 de mayo…” tocó la misma suerte a Claudio Martínez y a su hijo de 7 años de edad”.
Pero algo hace a Guadarrama intocable y la recomendación de la CNDH, fue a parar al “archivo general” como llaman a la basura.
Andrés Manuel López Obrador, líder moral del PRD –sustituyó en los hechos a Cuauhtémoc Cárdenas- impuso a Guadarrama como candidato del sol azteca en 2004.
Esto, a pesar de que (o por ello mismo) Cuauhtémoc Cárdenas lo había vetado cuando al ser enviado a Michoacán a dirigir los trabajos de selección de candidato a gobernador, cuando Leonel Godoy resultaría el gallo de los Cárdenas para aquella entidad.
Por eso José Guadarrama buscó nuevamente refugio en Hidalgo, sin suerte. Ahora, intenta colársele a la candidatura del partido partido con Basave al frente.
Otra muerte alrededor de Guadarrama
De acuerdo con esa información de Proceso, después de haberse enriquecido en el Patrimonio del Valle del Mezquital fue reemplazado por el ex procurador de Justicia, Jonathan Vega. Este fue el encargado de investigar los manejos financieros de Guadarrama. “Casualmente” a fines de junio de 1985 Vega “se accidentó” (léase fue asesinado) en la México-Pachuca, cuando viajaba hacia el Distrito Federal”.
En aquel reportaje se mencionaba una supuesta ficha de la Dirección Federal de Seguridad que dibujaba quién era Guadarrama a ojos de ese organismo:
“Cargo: Secretaría General de Gobierno. Nombre: José Guadarrama Márquez o José Guerrero Guadarrama. Lugar de nacimiento: Tijuana, BC. Edad: 40 años. Profesión: profesor rural. Años de actividad política: 18. Sector al que pertenece: CNC. Peso cuantitativo específico interno: sí. Externo: no. Nexos con la oposición: sí. ¿Es de confiar?: no. Situación económica al iniciar el cargo: mala. Actualmente: excelente. ¿Tiene negocios en el estado?: sí. ¿Fuera del estado?: sí. Moralidad o fama pública: pésima. Simpatía o arraigo: no…”
Mala fama
La información atribuida a los servicios de inteligencia del gobierno federal señalaba también: “Goza de mala fama pública. Se le considera deshonesto. Logró tener el control político en gran parte de los municipios del estado a través de negociaciones y concesiones otorgadas a los diferentes grupos… Provoca conflictos, los incita y los resuelve. Ha propiciado invasiones… Involucrado en la venta masiva de concesiones de camiones urbanos, suburbanos y taxis”.
Numerosos militantes de partidos de izquierda y grupos campesinos en Hidalgo han señalado como un truhán a Guadarrama Márquez. Pero siempre se coló en las elites del PRD, como ahora, en que llegó a Secretario de Elecciones, de donde renunció en diciembre para competir por la gubernatura.
Es este un rápido perfil de quien nuevamente quiere representar a los perredistas de hoy, apostándole a la desmemoria por los perredistas muertos de ayer. El profesor de Jacala tiene cuentas pendientes no únicamente con los militantes de su hoy partido, asesinados en Michoacán hace dos décadas, también tiene saldo en contra por la muerte de muchos luchadores sociales en la entidad. La pregunta que el pueblo hidalguense debe hacer al obsesionado político, es: ¿Duerme con la conciencia tranquila, señor Guadarrama?
*Con información recabada del semanario PROCESO y de la revista EXPEDIENTE ULTRA