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LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE CADA UNIVERSIDAD

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Escrito por:  Rebeca Monroy Torres / @rmonroy79

La función social de toda Universidad es la generación y divulgación de conocimientos con valor social, promover la reflexión, la libertad de ideas y enseñar los métodos de argumentación, de construcción y deconstrucción de estos conocimientos; es decir apropiarse de su territorio en todo su concepto y complejidad.

Vivir los valores universitarios con congruencia no son un camino fácil, sobre todo ante una cultura que ha normalizado prácticas docentes, de investigación, de gestión y de extensión alejadas de los principios institucionales y, por ende, del fomento a la pluralidad de ideas dentro y fuera de sus espacios Universitarios. 

La Universidad dentro de sus diversas funciones, es la generación de conocimiento a través de la investigación.  La investigación debe desarrollarse con base a los principios éticos y esté libre de conflictos de interés. La investigación con valor social tendría que ser aquella que resuelva los principales problemas locales, de un país y un territorio; porque es en la universidad donde se cultivan las ciencias, las artes, la filosofía y las ciencias que deriven, para una mejor comprensión de los problemas.

La investigación en apego a sus métodos debe reunir siete criterios necesarios y suficientes para que una investigación biomédica sea éticamente correcta: “1. Valor social de la investigación, 2. Validez científica, 3. Selección justa de los participantes, 4. Relación favorable de Riesgo/beneficio, 5. Revisión Independiente, 6. Consentimiento informado, 7. Respeto por los participantes en un estudio de investigación”.

Actualmente la investigación se guía con la “Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos (CIOMS)” las cuales desde su primer versión (1982) se basaron en el  Código de Nüremberg (1947), la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (1948), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas (1966), el Informe Belmont (1979), la Norma sobre Buenas Prácticas Clínicas (BPC), principalmente; lo anterior derivó de los lamentables acontecimientos durante la segunda Guerra Mundial.  Con sólo tomar la investigación como estudio de caso o ejemplo, se puede evidenciar el gran compromiso social que asume una Universidad para derivar conocimientos en beneficio social, pero, siempre en apego a las normas éticas.

Además de este quehacer científico que tienen las Universidades, están las actividades de extensión, gestión y docencia; motivo por el que una Universidad difícilmente se puede entender lejos de su impacto y valor social. 

Desde hace años el concepto de Responsabilidad social ha derivado para reflexionar sobre los impactos que tienen las organizaciones con sus actividades, principalmente las empresas, pero desde la publicación de la IS0 26000 como Guía de la Responsabilidad Social, es que se pone en auge y visibiliza las responsabilidades que cualquier organización debe asumir por sus impactos (ambientales, económicos, sociales, culturales, ideológicos, cognitivos, etc.).

El Dr. François Vallaeys, considera a la Responsabilidad Social Universitaria “es una nueva filosofía de gestión universitaria que pretende renovar el compromiso social de la Universidad al mismo tiempo que facilitar soluciones innovadoras a los retos que enfrenta la educación superior en el contexto de un mundo globalizado pero insostenible en sus patrones de desarrollo”. Así es que, para las Universidades, derivado de sus actividades, sus impactos son organizacionales (laboral y ambiental), educativos, cognitivos y sociales.

Los impactos de una Universidad no son equiparables con los impactos de una empresa, por ello la Responsabilidad Social empresarial tiene otros indicadores y criterios. Pero es en los espacios Universitarios donde se construyen los y las profesionales que se insertarán al mundo laboral en diferentes sectores y entornos.

Derivado de esto planteo las siguientes interrogantes:  

¿Cómo deben actuar las Universidades con el financiamiento de las empresas? ¿Se revisan los códigos de ética o la misión institucional?

¿Qué sucede si una investigación busca favorecer o derivar un resultado específico que beneficia a quien financia, por ejemplo, ciencia a modo?

 ¿Cómo asegurar que una investigación o descubrimiento que pueda tener impacto a los intereses de empresas o corporaciones privadas no se censure y por ende de transfiera al sector público del cual derivo ese descubrimiento? Cuando los fondos son públicos.

¿Cómo lograr enseñar los mejores y variados métodos de tratamiento, de prevención o de rehabilitación? ¿Cómo promovemos prácticas locales? Por ejemplo, sugerir un suplemento o una marca en las dietas o recomendaciones de alimentos en específico y no dar diversidad de alternativas.

¿Tiene congruencia recibir fondos de empresas que son parte del problema y no de la solución en salud? Por ejemplo, una industria refresquera que financia el estudio de la diabetes o del síndrome metabólico. ¿Qué papel puede ejercer la Universidad hacia este tipo de empresas ¿por qué no reformular sus productos o la forma de hacer marketing?

¿Cómo debe actuar la Universidad, ante la censura de una empresa que no le gusta que pongan en evidencia sus productos en algún congreso o medio de difusión? ¿Cuál es su función con sus investigadores e investigadoras?

¿Debe un investigador o investigadora publicar en otros idiomas y discreción ciertos resultados incómodos para algunas autoridades?

Pienso que no terminaría las preguntas, pero si podemos comenzar a reflexionar desde ellas. Para generar un avance podemos hacerlos desde estos dos conceptos: el conflicto de interés y la integridad científica.  El conflicto de interés en la investigación biomédica es una circunstancia en la que el juicio de un investigador o investigadora puede ser influenciado por la existencia de intereses secundarios, por ejemplo, una ganancia económica, un reconocimiento, una mejor posición. La palabra interés proveniente del latín interesse, también significa provecho, utilidad, ganancia o lucro producido por un capital.

La integridad científica es una serie de principios a seguir para una investigación en apego a los criterios éticos ya mencionados velando por los imperativos de la verdad, rigor y objetividad, independencia, imparcialidad y neutralidad, cooperación y honestidad, transparencia y justicia, compromiso y responsabilidad social. Habitualmente una falta de integridad científica lleva a conductas como el plagio, fraude y fabricación de datos en la investigación. Parte de los valores que deben seguirse impulsando desde los espacios académicos.

El conflicto de interés y la integridad científica es importante declararlo e informarlo, pero se necesitan mecanismos institucionales para su identificación, sanción y prevención.  La congruencia institucional basada en la Responsabilidad Universitaria es seguir y vivir los valores y lemas Universitarios, que en el caso de mi Máxima Casa de Estudios de la Universidad de Guanajuato (https://www.ugto.mx/conoce-la-ug/heraldica):

“La verdad os hará libres”

Lema que corona el escudo de la Universidad de Guanajuato que hace recordar que “todo aquel que no acepta la Verdad, vive en la mentira, y es la mentira la que nos esclaviza “(Universidad de Guanajuato, Gto. México, 2008)

MISIÓN

La Universidad es un ambiente abierto a la libre discusión de las ideas, se procurará la formación integral de las personas y la búsqueda de la verdad, para la construcción de una sociedad libre, justa, democrática, equitativa, con sentido humanista y conciencia social.  En ella regirán los principios de libertad de cátedra, libre investigación y compromiso social y prevalecerá el espíritu crítico, pluralista, creativo y participativo.

VALORES

La verdad, la libertad, el respeto, la responsabilidad, la justicia.

Podemos observar que la misión, valores y lema tiene congruencia con lo que significa una Universidad, pero llevarlo a la práctica es lo que se ha vuelto una utopía, pero, sobre todo, una cultura. Para avanzar a normalizar la reflexión, la discusión argumentativa, necesitamos vivir reconociendo la dignidad humana, el respeto a las ideas de los demás, la tolerancia a entender que las ideas son criticables, pero no las personas, ya que es a través de la construcción de conocimiento y el aprendizaje que vamos moldeando y cambiando nuestra forma de ver la realidad.

Finalmente, compartir que derivado de lo anterior, el pasado 12 de mayo se llevó a cabo un Panel de discusión para la presentación del libro “Alimentarnos con dudas disfrazadas de ciencia: Nutriendo conflictos de interés en México” de los autores Martha Elena García y Guillermo Bermúdez,  evento organizado por el Observatorio Universitario de Seguridad Alimentaria y Nutricional del Estado de Guanajuato (OUSANEG), la Red Institucional para Revisión y el Estudio de la Nutrición Ambiental y Seguridad Alimentaria (RIRENAySA) y el Cuerpo Académico de Biomedicina Traslacional de la Universidad de Guanajuato del Campus León y El Poder del Consumidor, este último como la organización impulsada de este proyecto editorial.  Las memorias podrás consultarlas en www.redicinaysa.ugto.mx así como la grabación de este panel y más abajo les dejo los enlaces y referencias.

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Conclusión:

Las Universidades y quienes las integramos tenemos una gran responsabilidad social por nuestra área de incidencia e impactos: Impactos cognitivos (investigación y epistemología), impactos laborales y ambientales (Gestión), impactos sociales (extensión), impactos educativos (formación); es por ello que la identificación y prevención  del conflicto de interés así como la promoción de la integridad científica son los pilares para lograr una Responsabilidad Social Universitaria y coadyuvar en lograr entornos saludables, evitando la ciencia corporativa a través de la selección crítica de  los fondos, los foros, los patrocinadores que no formen parte del problema que queremos resolver o afrontar (Monroy Torres R, 12 de mayo de 2022). 

Imagen: Durante un seminario sobre la revisión de un caso de plagio, fraude y fabricación de datos y como prevenirlo. Reflexión de un caso, con estudiantes de la Licenciatura en Nutrición del Servicio Social Universitario y Servicio Social Profesional en Investigación (2018). Lugar: Laboratorio de Nutrición Ambiental y Seguridad Alimentaria del Campus León, de la Universidad de Guanajuato.

Referencias

Dra. C. Rebeca Monroy Torres.  Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 1. Profesora e investigadora de la Universidad de Guanajuato. Directora Fundadora del Observatorio Universitario de Seguridad Alimentaria y Nutricional del Estado de Guanajuato (OUSANEG) y de la Revista de divulgación Científica REDICINAySA. rmonroy79@gmail.com

  • Vallaeys, François,  La responsabilidad social universitaria: un nuevo modelo universitario contra la mercantilización. Revista Iberoamericana de Educación Superior [Internet]. 2014; V(12):105-117. Recuperado de: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=299129977006
  • Evento del Panel de Presentación del Libro “Alimentarnos con dudas disfrazadas de ciencia: Nutriendo conflictos de interés en México” de los autores Martha Elena García y Guillermo Bermúdez.  12 de mayo de 2022. Link: https://www.facebook.com/UGCampusLeon/videos/404983244809974/
  • Monroy-Torres R. Guía para el Desarrollo de proyectos de investigación del área de la salud en una era sostenible. Editorial Pearson. 2018. ISBN. 978-607-32-4654-5

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