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Por Samuel Cantón Zetina / @SamuelCanton
Javier May anda buscando una estrategia de comunicación que contenga el impacto negativo de la violencia que ahora sí -hay qué reconocerlo- combate el gobierno.
No ha encontrado la cuadratura al círculo, y lo dejó ver -con molestia- en la rueda de prensa en que se quejó de que se difunden más los delitos que los esfuerzos y resultados contra el crimen.
El gobernador no está conforme con la valoración que los medios hacen al respecto.
Pero aquí hay dos cosas: una tiene que ver con el interés y los criterios conque las empresas de comunicación determinan libremente sus líneas editoriales.
La otra es la aspiración de la autoridad de que sus mensajes, y eventuales logros, lleguen al pueblo como desea o supone que deben ir.
En este caso, los periodistas entregan a la población las noticias que la propia ciudadanía prefiere y consume.
Informar de hechos de sangre puede ser calificado de morboso, y sin embargo, cuando los acontecimientos son trasladados de manera profesional y sin sesgos, nos guste o no, obedecen a la verdad.
Gobernantes no se convierten en editores para imponer consignas sobre el modo en que se puede difundir el surgimiento de muertos o disturbios.
Lo que sí conviene a Javier May, y ya lo empezó a hacer, es él mismo no darle demasiada importancia a los sucesos de Nota Roja, error que cometió al principio, para en vez de eso, privilegiar la divulgación de los temas y enfoques que interesan al gobierno.
Está en su derecho…
Por otra parte, cuenta siempre con la opción de convocar a los medios para que manejen con cuidado y responsabilidad las notas surgidas de las provocaciones de los malvivientes.
Los tabasqueños saben muy bien lo que está pasando, tienen sus propios temores y opiniones, y -a no dudarlo- apoyan el valor y la determinación de May…