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Por Juan Carbajal/@JA_CARBAJAL

No es ninguna novedad que una gran parte de los municipios en México cierren el año en números rojos, con deudas y sin dinero para concluir pagos de personal, gasto corriente y con una gran cantidad de deudas, sin embargo derivado de la pandemia del COVID 19, los golpes directos a los gobiernos locales agudizan la situación y para completar el cuadro, los 84 municipios de Hidalgo se encuentran en la incertidumbre de las autoridades que habrán de tomar el control a partir de septiembre y dar cierre al último trimestre del año.
La mayoría de los municipios arrastra un endeudamiento con la Comisión Federal de Electricidad y la Conagua, otra gran parte mantiene pendientes en pagos laborales y otros más cuentan con deuda pública que les mantiene con finanzas comprometidas en el ejercicio de sus funciones.
Cada periodo sea de tres o cuatro años, nos encontramos con las mismas acciones recurrentes de solicitar apoyo del gobierno del estado y de la federación para cumplir con los compromisos adquiridos, principalmente en pagos de deuda corriente, como nóminas, derechos y algunos complementos a la obra pública.
La pandemia ocasionada por el virus SarsCov2, solo vino a poner una sobre carga en la ya precaria situación financiera de los municipios, sobre todo en los que conforman las zonas urbanas y que concentran el mayor número de contagios y de mortandad, esto en razón de aplicar las medidas de prevención y restricciones que han puesto de manifiesto la poca recaudación, además de verse en la necesidad de invertir recursos en esquemas de contención a la pandemia.
Durante el segundo trimestre del año, las recaudaciones municipales han bajado prácticamente a cero, toda vez que principalmente los gobiernos locales se concentran en la recepción del catastro los pagos de agua y licencias de funcionamiento, sin embargo durante estos meses en ninguno de los casos se ha podido concretar un pago creciente y se genera un déficit mayor para las alcaldías.
Una gran parte de los municipios mantienen un gasto corriente que absorbe entre el 60 y el 80 por ciento de su presupuesto, por lo que ahora, se enfrentan a un gran reto en cuestión de nóminas y gastos operativos para alcanzar el cierre de actividades para este segundo semestre del año.

En el caso particular de Hidalgo, los 84 municipios enfrentan la incertidumbre de una elección suspendida, lo que representa que no se tiene certeza de quien o como se habrá de concluir el año fiscal, generando temor entre los funcionarios municipales que saben de las deficiencias financieras con que habrán de cerrar las administraciones actuales.
Las ya de por si castigadas finanzas municipales, ahora enfrentan un nuevo reto, sumado a las estrategias de re distribución de los recursos a nivel federal, que apenas este 2020 se empezaron a concretar, despertando inquietudes en la asignación de presupuestos y sobre el llamado pacto federal de los estados para cumplir con los reclamos básicos de la sociedad.
Desde su origen el catastro ha sido el principal pilar de la hacienda municipal, sin embargo, ahora se requiere de una modernización y adecuación a los esquemas de recaudación, es necesario invertir en tecnología, en generar nuevos productos y sobre todo fortalecer la relación de los gobiernos municipales con los ciudadanos, para atender y sobre todo entender la dinámica de sus gobernados, y de esa forma generar los recursos que permitan mantener finanzas sanas.
Por lo pronto, el panorama no es alentador, por una parte, los municipios no cuentan con los recursos para cerrar este 2020, y al ser su esperanza los recursos que puedan asignar el gobierno estatal y federal se toparan con una crisis financiera que habrá de sacar las mejores ideas, estrategia y acciones para solventar apenas lo mas mínimo en la administración local.