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* La imposición de Alejandro Olvera, esposo de la diputada local, Roxana Montealegre, como representante de Morena ante el Instituto Electoral del Estado de Hidalgo (IEEH), es vista como el apoyo de la líder nacional al cacique del Grupo Universidad para controlar al partido y la designación de candidatos a las alcaldías en 2020
Por Antonio Ortigoza Vázquez/@ortigoza2010
La renovación de las dirigencias nacional y estatales de Morena en todo el país mostrará en breve tiempo de qué está hecha su verdadera militancia.
En Hidalgo, por ejemplo, la imposición –que no designación consensada–, de Alejandro Olvera Mota como representante propietario de ese partido ante el Consejo General del Instituto Estatal Electoral de Hidalgo (IEEH), por parte de Yeidckol Polensky, no cayó nada en gracia a muchos funcionarios partidistas como es el caso de Lizbeth Serrano Santos, secretaria de Comunicación y Propaganda del Comité Estatal morenista.
El cuestionado Olvera es nada menos que esposo de la diputada local, Roxana Montealegre Salvador, una de las visibles operadoras de Gerardo Sosa Castelán en el Congreso Local; de ahí que al ver de qué lado busca mascar la iguana morena en Hidalgo, con miras a la renovación de la dirigencia estatal, se provocó el malestar de quienes no comulgan con la idea de que el cacique del Grupo Universidad, prepare el terreno para colocar a otro de sus tantos amanuenses.
El asunto es que Don Corleone de la Sosa Nostra, busca poner a sus candidatos a las alcaldías a disputarse el año próximo y para ello es vital tener el control del Comité Ejecutivo de Morena en el Estado y un alfil en al IEEH.
Poco a poco, tanto dirigentes locales como militantes y hasta simpatizantes de Morena, se han dado cuenta de que el titular del Patronato Universitario y ex priísta, fue quien contaminó la ideología y los fundamentos de lucha de este partido, al poner casi de dedazo a los diputados locales que como ya han percibido todos los hidalguenses, sirven a los intereses de Sosa Castelán pero no al del interés general de la población.
La guerra de la legítima militancia morenista por defender a su partido, apenas comienza y si bien es cierto que del lado de la Sosa Nostra hay millonarios recursos para tratar de comprar voluntades, del otro lado de la acera hay infinidad de militantes y simpatizantes que están dispuestos a dar la pelea como saber hacerlo: a ras de suelo y casa por casa.
Por cierto, y hablando de abundantes recursos, ¿qué pasaría con los 150 millones de dólares que Sosa jineteó en bancos del extranjero? Tanta calma tal vez anunció una próxima tormenta, sobre todo ahora que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), está demostrando en la 4T no ser un mero membrete como en gobiernos anteriores.
CIPRIANO, EL COMEDIANTE
En su carta escrita de puño y letra, Cipriano Charrez nos revela una faceta de comediante hasta ahora desconocida.
En sus primeras líneas, establece que no cambiara su “dignidad, convicciones e ideales”, por su libertad.
De acuerdo a su propia autodefinición, es un “preso político” por sus 19 años de lucha social. Buen chiste. Solo le faltó colocarse el maquillaje y la nariz de pelota cuando pide que estén pendientes de ver un “Movimiento Social Patriótico”.
¿De qué color y bajo qué siglas será este Movimiento? ¿Amarillo, PRD? ¿Acaso azul panista? ¿O qué tal, naranja de Movimiento Ciudadano? Guinda no creemos porque en San Lázaro los diputados de Morena saben qué clase de personaje es el hoy indiciado, razón por la que le dieron la espalda.
Para Charrez puede ser apenas el comienzo de un complejo proceso judicial por su larga cadena de tropelías en sus 19 años de “lucha social”.
Desde aquí una sonora y sincera carcajada por este “preso político”.