Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 8 segundos
* Hace unos días el aspirante a la Cámara Alta por Morena, solicitó en San Lázaro su reincorporación a su cargo como diputado federal, abusando de un resquicio en la ley; parece que al político-empresario le interesa más recuperar su fuero para evitar que las autoridades le clausuren negocios como su planta contaminante de Cholula, Puebla, que en atender los reclamos de los hidalguenses a los que pretende representar
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
Lo que va a leer a continuación, reafirma que en política la forma es fondo: el pasado 23 de abril, se publicó en la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados, la solicitud presentada en San Lázaro, por Cuauhtémoc Ochoa para reincorporarse a su cargo como legislador federal, a partir del próximo primero de mayo.
En este espacio, hemos abordado profusamente la baja calidad moral de este personaje que se ha servido de la política para beneficio personal y no para servir a la gente. Y ahora, su actitud nuevamente muestra una ausencia absoluta de ética política porque si bien un recoveco legal no le impide regresar a su curul, en un periodo ya de franca inactividad en la LXV Legislatura que va de salida, resulta francamente contradictorio que siendo candidato al Senado por Morena, quiera seguir usufructuando un cargo al que ya había pedido licencia el pasado primero de marzo.
Que se sepa, ninguno de los legisladores federales que solicitaron licencia para registrase como aspirantes a un cargo de elección popular, han incurrido en la desvergüenza de regresar a seguir cobrando y acogerse al beneficio del fuero que su cargo implica.
Ochoa va como compañero de fórmula con Simey Olvera Bautista, y venía haciendo campaña con ella, pero parece que el político de marras, está más preocupado en atender lo suyo que en ayudarla a recabar votos, o ya se dio cuenta que su presencia ante los electores, lejos de abonar votos a la causa morenista, le resta simpatías por su pésima imagen.
No olvidemos que el político-empresario, enfrenta serios problemas con el tiradero y planta de basura que opera en el municipio de San Pedro Cholula, Puebla, donde hace unas semanas la PROFEPA procedió a su clausura, tras detectarse que su relleno sanitario está contaminando los mantos freáticos de una veintena de poblaciones, causando además un daño ecológico irreversible.
A Ochoa, seguramente por eso le urge no quedarse sin fuero para poder abrirse las puertas con diversos funcionarios en defensa de un negocio que le ha dejado millonarias ganancias a cambio de devastar el entorno saludable de miles de personas.
De nada le valió cobijarse en sus influencias con algunos funcionarios deshonestos del gobierno poblano que de primera instancia dijeron que los mantos freáticos no estaban contaminados, cuando estudios posteriores arrojaron una severa contaminación del agua que corre por el subsuelo de los terrenos aledaños a su mortífera planta.
En Puebla lo esperan con los brazos abiertos al candidato al Senado para que dé la cara sobre los destrozos ambientales de su planta. Y en Hidalgo hay que tener los ojos bien abiertos porque en caso de que este mercenario de la política llegue a la Cámara Alta, júrelo que intentará replicar su sucio y letal modelo de negocios en ayuntamientos de Hidalgo.
Sobre advertencia no hay engaño y por eso donde se para, los electores que conocen de sus marrullerías le dan la espalda, pues están corroborando que el escuchar sus demandas y problemáticas, le importan un soberano cacahuate.
Por lo pronto, el próximo primero de mayo, con toda la desfachatez del mundo, Cuauhtémoc Ochoa regresará a su cargo como diputado federal, mostrando a los cuatro vientos su ausencia total de ética política y la ausencia total de respeto que le merece el electorado hidalguense.
¡Vaya fichita la que acompaña en su fórmula a Simey Olvera¡