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Por: Samuel Cantón Zetina
México tendrá que afrontar pérdidas multimillonarias por el coronavirus.
De acuerdo al FMI, cada mes costará a algunos países de Europa (los más afectados) el 3% de su PIB.
Aquí ya se anuncian apoyos para la población vulnerable, pero existen 30 millones de trabajadores informales con problemas -la gran mayoría- para sufragar el “resguardo” domiciliario, que requieren de auxilio.
Esa mano amiga debiera ser primero de los políticos, al menos en Tabasco.
Muy bien pueden hacerse cargo de las personas de la tercera edad, si renuncian a la mitad de sus sueldos -los secretarios de Adán reciben más de $100 mil mensuales-, y reorientan a ese fin dinero que no usarán, como viáticos por desplazamiento, combustible para cientos de vehículos parados, y servicio de guardaespaldas.
De hecho, el propio presidente López Obrador llamó a los servidores públicos (El Financiero, 25 de marzo) a bajarse 8% el sueldo para generar ahorros y destinarlos al sector salud.
En sintonía, Tatiana Clouthier -Twitter-demandó a los partidos que antes no se atrevieron “a dar el paso”, a reducirse 50%, 40%, 30% sus prerrogativas para reorientar fondos “directos” a la salud y a la economía.
La solidaridad con los mayores, en el Edén, abarcaría a funcionarios estatales y municipales hasta cierto nivel -varios alcaldes superan las percepciones de AMLO-, lo mismo que a consejeros y magistrados electorales (otros abusivos), y a los privilegiados del Poder Judicial.
De igual modo, a partidos, sindicatos, fundaciones y ONG., con recortes a las partidas que reciben (Medina Filigrana ejerce en Gobierno más de $500 millones).
Los diputados locales “ya dieron color”, negándose a donar el 50% de sus ingresos nominales ($25 mil) para socorrer a 1,600 abuelitos que laboran como despachadores en los supermercados.
Infames, alegaron que “ya son beneficiados” por los programas federales.
¿Para qué necesitan tantos billetes los políticos, si están en casa?
