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“El pez por su boca muere” un gran dicho popular encarnado en la cultura Mexicana que por lo regular se adecua a una gran cantidad de circunstancias, la política no es la excepción y si tomamos en cuenta, nuestra cultura política está llena de demagogia, discursos vacíos, y falsos actores, el dicho no se puede adaptar mejor.
Winston Churchill solía decir que el Político debe de ser capaz de predecir que va a ocurrir mañana, el mes próximo, el año que viene y sobre todo explicar después el por qué no ha ocurrido, básicamente el Político debe ser un gran actor y desde tiempos inmemoriales la política se ha tratado del arte del teatro y la declamación, en este sentido México no se queda atrás con grandes escenas teatrales – políticas a lo largo de su Historia.
Andrés Manuel López Obrador ha sido uno de los mejores actores políticos contemporáneos, supo capitalizar como oposición todas y cada una de las pifias de los gobiernos anteriores, cada error alimentaba mas la leyenda del hombre que llegaría a cambiar a México, el hombre que es diferente, el analítico y pensante, el gran problema, su carácter.
El 2006 marco un antes y después en la vida de López Obrador, el haber perdido la presidencia por un porcentaje de %0.54 tiene sus estragos hasta estos días, siendo el principal motor de la reforma electoral, pero más allá de supuestos fraudes o injerencia del aparato del estado en esa elección, el resultado fue marcado y decidido por el propio AMLO.
Todo mundo recuerda la frase “Cállate Chachalaka” a la que creo no hay mucho que buscarle, simplemente fue reflejo de la molestia que sentía en ese entonces el Candidato a la presidencia contra todo el aparato gubernamental, que a todas luces operaba en su contra, pero esa frase, ese coraje dinamito su lugar, en ese entonces en Los Pinos.
16 años después de ese incidente, con condiciones y circunstancias diferentes, la historia podría repetirse…
