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MORIR… EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS

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*En Tabasco, particularmente, el COVID-19 incrementó la oferta de maneras de morir.

Por Samuel Cantón Zetina

Antes, la principal posibilidad de fallecer, sin contar enfermedades o accidentes, estaba en caer -en la esquina- en manos de la delincuencia.

Salir a las calles para involuntariamente jugar en una ruleta -de la mala suerte- donde a cualquiera le podía y puede tocar.

Otro peligro -si no de extinción real, sí de muerte en vida- proviene de la bilis que provocan noticias como los millonarios contratos directos a los hijos de Bartlett, y la fiesta en Ensenada (con helicóptero) de la hija de un senador de Baja California ¡para conocer el sexo del nene!.

Las nuevas y dementes agresiones contra personal médico; la fuga por túnel -émulos del Chapo y de Evaristo, el de éste “sanitizante”- de una docena de presos de Cieneguillas, Zacatecas, o la inmoral venta de cubrebocas reservados para sanitaristas, por parte de la esposa del senador (otro) de Nuevo León, Samuel García.

¡Cómo diablos no se va uno a morir del coraje!

De cualquier forma, el virus abrió -democráticamente- la gama de formas de decir adiós.

De ese modo, si desoyes a Gatell, y sales de tu casa por cualquier razón o pretexto, te continúas exponiendo a ser víctima de criminales, porque ellos tampoco respetan el confinamiento y no temen al COVID -menos a la poli-, o te encuentras a Hernán de mal humor y te pega la putiza (educativa) de tu vida.

Pero si acatas la recomendación del doctor, puedes elegir -aunque se escuche macabro- entre convertirte en estadística fatídica contagiado intramuros (quizá por contacto de repartidores de comida o entregas de Amazon); sucumbir -si eres mujer- en el “disparo” de la violencia machista física y sexual del encierro (de acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, 155 son atacadas cada hora); morir de hambre por falta de ingresos, o pasar a mejor vida por depresión, ansiedad o aburrimiento.

¿Después del COVID el sexo débil seguirá reclamando más tiempo en casa de los maridos, o verá ahora “al padre ausente” como bendición?

Tal vez, para salvar más vidas, matrimonios y familias- lo bueno es que todos los chamacos que nacerán en enero y febrero serán legítimos-, es preferible ir acabando con la prisión domiciliaria.

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